Era
invierno tenía que ir a clases y tenía que ver al chico que me gusta. Pero él
no sabía que existía pues era un chico popular. Yo era la niña rara de la
escuela a la que todos se burlaban de mí. Pero a mi no me importaba, porque a
pesar de eso yo le daba mucha importancia a las clases de regularización que
les daba a los niños que no entendían bien las matemáticas o que iban atrasados
en la escuela.
Un
día me entere que Jacob había tenido un grave problema con otro muchacho y para
que no lo metieran a la cárcel tenía que dar clases de regularización. Pero yo
sabía que él iba a tener un grande
problema, pues él no sabía nada de matemáticas. Pero no sólo era dar clases de
regularización sino que debía aprender algo el niño a quien le estaba dando las
clases, sino de todos modos tenía que ir a la cárcel. Yo estaba en el salón de
regularización cuando Jacob entró, pero vi que no sabía absolutamente nada de
matemáticas, entonces se acercó a mí y me pidió ayuda, yo le expliqué algunas
cosas, entonces él al ver que tenía un buen conocimiento me pidió de
favor que si le podía dar clases para poder enseñar al niño y no tener más
problemas. Le dije que sí, solo que con una condición que no se enamora de mi,
él se río y dijo “es lo mas patético que oído pero acepto”. Le dije que
podríamos empezar después de clases y el aceptó. Le di la primera clase pero no
entendió nada. Entonces quise recordarle durante el recreo, de las clases, pero
como él estaba con sus amigos me ignoro y se hizo el que no me reconoció. Yo
triste y enojada me fui a mi casa. Él llegó a mi casa las 6 en punto como
habíamos quedado pero yo le dije a mi papá que le dijera que no estaba, pero el
insistió y entonces salí y dije “Si quieres
que te siga dando clases tienes que cambiar de actitud, porque yo no te voy a
estar aguantando tus groserías”. El muy arrepentido me dijo que lo entendiera
que no era fácil, que él estaba acostumbrado a comportarse de esa forma, pero
que iba a ser todo lo posible para cambiar su carácter, yo como lo quería mucho
acepte darle otra oportunidad.
Le
seguí dando clases, el aprendió muy rápido y salió de ese gran lio, pero nos
habíamos hecho muy buenos amigos, al grado que me defendía de quien me decía
cosas, a consecuencia de ello dejo de juntarse con sus amigos, porque ellos
eran los que siempre se burlaban de mi, y dejó de ser ese muchacho tan
engreído.
El
tiempo pasaba tan rápido mi vida se estaba destrozando y lo peor de todo Jacob
se enamoró de mí y yo más de él. Lo peor que no tenía la fuerza suficiente para
decirle lo que estaba pasando. Pero no podía ser, mis días estaban contados.
¡Tenia leucemia!, como se lo iba a decir. Me sentí destrozada, que le iba a decir
y como se lo iba a decir. Pues no era necesario porque al día siguiente estaba
en el hospital, sí se entero de todo, de mi enfermedad, de que tenía leucemia.
Pues
ya estaba confirmado iba a morir en 3 días, pero no me sentí triste, al
contrario fueron los mejores días de mi vida, Jacob me hizo sentir la mejor
persona, me sentí querida y agradecida de Dios por haberme dejado conocer el
amor sincero y verdadero. “Yo sé que Jacob se pondrá triste pero me voy con la
satisfacción de haber tenido UN AMOR
PARA RECORDAR”.
Autor: Yessy
No hay comentarios:
Publicar un comentario