29 de noviembre de 2012

Un amor para recordar


Era invierno tenía que ir a clases y tenía que ver al chico que me gusta. Pero él no sabía que existía pues era un chico popular. Yo era la niña rara de la escuela a la que todos se burlaban de mí. Pero a mi no me importaba, porque a pesar de eso yo le daba mucha importancia a las clases de regularización que les daba a los niños que no entendían bien las matemáticas o que iban atrasados en la escuela.

Un día me entere que Jacob había tenido un grave problema con otro muchacho y para que no lo metieran a la cárcel tenía que dar clases de regularización. Pero yo sabía que  él iba a tener un grande problema, pues él no sabía nada de matemáticas. Pero no sólo era dar clases de regularización sino que debía aprender algo el niño a quien le estaba dando las clases, sino de todos modos tenía que ir a la cárcel. Yo estaba en el salón de regularización cuando Jacob entró, pero vi que no sabía absolutamente nada de matemáticas, entonces se acercó a mí y me pidió ayuda, yo le expliqué algunas cosas, entonces él al  ver  que tenía un buen conocimiento me pidió de favor que si le podía dar clases para poder enseñar al niño y no tener más problemas. Le dije que sí, solo que con una condición que no se enamora de mi, él se río y dijo “es lo mas patético que oído pero acepto”. Le dije que podríamos empezar después de clases y el aceptó. Le di la primera clase pero no entendió nada. Entonces quise recordarle durante el recreo, de las clases, pero como él estaba con sus amigos me ignoro y se hizo el que no me reconoció. Yo triste y enojada me fui a mi casa. Él llegó a mi casa las 6 en punto como habíamos quedado pero yo le dije a mi papá que le dijera que no estaba, pero el insistió  y entonces salí y dije “Si quieres que te siga dando clases tienes que cambiar de actitud, porque yo no te voy a estar aguantando tus groserías”. El muy arrepentido me dijo que lo entendiera que no era fácil, que él estaba acostumbrado a comportarse de esa forma, pero que iba a ser todo lo posible para cambiar su carácter, yo como lo quería mucho acepte darle otra oportunidad.

Le seguí dando clases, el aprendió muy rápido y salió de ese gran lio, pero nos habíamos hecho muy buenos amigos, al grado que me defendía de quien me decía cosas, a consecuencia de ello dejo de juntarse con sus amigos, porque ellos eran los que siempre se burlaban de mi, y dejó de ser ese muchacho tan engreído.

El tiempo pasaba tan rápido mi vida se estaba destrozando y lo peor de todo Jacob se enamoró de mí y yo más de él. Lo peor que no tenía la fuerza suficiente para decirle lo que estaba pasando. Pero no podía ser, mis días estaban contados. ¡Tenia leucemia!, como se lo iba a decir. Me sentí destrozada, que le iba a decir y como se lo iba a decir. Pues no era necesario porque al día siguiente estaba en el hospital, sí se entero de todo, de mi enfermedad, de que tenía leucemia.

Pues ya estaba confirmado iba a morir en 3 días, pero no me sentí triste, al contrario fueron los mejores días de mi vida, Jacob me hizo sentir la mejor persona, me sentí querida y agradecida de Dios por haberme dejado conocer el amor sincero y verdadero. “Yo sé que Jacob se pondrá triste pero me voy con la satisfacción de haber tenido UN AMOR PARA RECORDAR”.

Autor: Yessy

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